6 de diciembre de 2020 · carta nº 32

a Gabrielle Colette, Sido

Diana Dolea
2 min readDec 6, 2020

Sido, de Gabrielle Colette (Francia, 1873 — Francia, 1954). Traducción de E. Piñas. Ediciones G. P. (1972).

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Abrazo a la hija que tanto sueña. Abrazo, también, a la madre en cuyo jardín se desvanece. Abrazo, a la vez, al padre, el capitán alegre, cuya tristeza es irreconocible. Abrazo al hermano con su mayor designio, el silencio. Los abrazo con todo el peso del alma, comprendiendo y reconociéndome en sus emociones.

Oh, mi amada Colette, apareces en mi vida de la forma más extraordinaria. Gracias a ti siento un amor inmenso hacia…. Hacia tantas cosas. Deseo escribir, también, un libro que las contenga: a mamá, quizás a mis aves. Comprendo, ahora, del modo más significativo, este ser que se nace y renace. Sido me resulta una mujer tan viva y real. Ay, cuánto me entrega(s). ¡Sus rosas! ¡Mis rosas! ¡Qué horror! ¡Sobre un muerto! Cuánto protege sus rosas y qué poco desea hacerlas morir sobre la tierra que oculta la eternidad humana. Me recuerdo a mí misma, escribiendo unas líneas, pensando en todas esas flores cortadas y llevadas. Pobres mías. No. Nadie ha condenado a mis rosas a morir al mismo tiempo que Monsieur Enfert. Pobres suyas.

Silencio. ¿Escuchas, queridísima? ¡Es mi corazón que te habla y te busca! ¡Quiere leerte! Por favor, acompaña su deseo.

Una amiga lejana, aquella que se encuentra en espíritus ajenos.

«Era yo linda, quizás; mi madre y mis retratos de entonces no están siempre de acuerdo… Lo era a causa de mi edad y del amanecer, a causa de los ojos azules, ensombrecidos por el verde, de los cabellos rubios, que no serían alisados hasta mi vuelta, a causa de mi superioridad de niña despierta sobre los otros niños dormidos».

«Un tesoro no es sólo lo que encierra la tierra, la ola o la roca. La quimera del oro y de la gema no es sino una ilusión informe: lo único que me importa es desnudar y sacar a la luz del día lo que ninguna mirada ha tocado antes de la mía…»

«Quizá encontraba él, cautivo, su patio carcelario cada vez más estrecho, y se acordaba de las evasiones que, en otro tiempo, le llevaban a una cama de niño, donde dormía medio desnudo, casto y voluptuosamente solo».

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Diana Dolea

𝐏𝐨𝐞𝐭𝐫𝐲 𝐭𝐫𝐮𝐥𝐲 𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐮𝐩 𝐦𝐲 𝐬𝐨𝐮𝐥.